Turmalina
La piedra de la positividad

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Su nombre proviene del término cingalés “turamali”, que significa piedra de colores mezclados. Cuenta la leyenda que un espíritu maligno se enfureció al ver un hermoso arco iris en el cielo.  Se desató su ira al observar tan variados y hermosos colores sobre él y decidió capturar el arco iris con un hechizo. Años después, unos exploradores encontraron trozos del arco iris roto, de diversos colores y los llamaron Turmalina.

La turmalina es la piedra preciosa más colorida que existe.  Desde rojos profundos hasta rosas pastel, verdes, amarillos, azules, marrones, negros e incluso turmalinas con dos colores mezclados, formando así piedras bicolor.  Las piedras bicolor más preciadas son las turmalinas watermelon, que como bien dice el nombre, combinan el verde y fucsia característicos de la sandía. Las turmalinas Paraiba tienen un color neón azul verdoso o brillante turquesa y son las más cotizadas, llegando a costar bastante más que incluso los diamantes.

Durante mucho tiempo, se han vendido turmalinas verdes o verdelitas como esmeraldas y durante siglos se confundieron turmalinas rojas con rubíes. Tanto es así, que muchas de las coronas rusas del siglo XVI son turmalinas, no rubíes como se creía.

 

Los principales yacimientos se encuentran en Brasil, Sri Lanka, Rusia, Madagascar, Tanzania, Kenya, Nambia y EEUU.

La piedra asociada a la positividad. La turmalina es electrostática, cuando está cargada eléctricamente ya sea por calor, frío o roce, atrae las partículas de polvo. Por esta razón es una piedra que puede absorber las energías nocivas y liberar a las personas de ellas, generando así un campo protector contra energías negativas.

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